lunes, 14 de abril de 2014

Una mujer inglesa es hallada muerta en una casa cerca de Roma. Su consternado marido recurre a la ayuda de su mejor amigo, Chris Bronson, quien descubre una antigua inscripción sobre una losa de piedra de la chimenea. La traducción de la inscripción es: “Aquí yacen los mentirosos”. Pero ¿quiénes son los mentirosos? ¿Mienten para proteger algo? Buscando por Europa, Bronson destapa una serie de pistas que lo remontan a los oscuros inicios de la cristiandad; a un cáliz decorado con símbolos misteriosos; a un código secreto oculto junto a un pergamino... Y a una conspiración mortífera que, en caso de ser revelada, hará que los cimientos del mundo moderno se tambaleen. El detective Chris Bronson es enviado a Marruecos a investigar las misteriosas muertes de dos turistas. Allí comienza a seguir una serie de pistas que le conducirá desde un bullicioso mercado marroquí a las desérticas cuevas de Qumrán; desde los ecos siniestros de un túnel completamente inundado bajo la ciudad de Jerusalén, hasta una fortaleza azotada por el viento, cuyo nombre significa muerte.Amenazado a cada paso por un grupo de peligrosos individuos que tienen sus propios planes, se ve envuelto en un misterio que lleva sin resolver desde tiempos bíblicos, pues la piedra que debe encontrar es más antigua y mucho más mortífera de lo que nunca habría podido imaginar. Año 72: Un grupo de guerreros atraviesa un yermo montañoso. Solo ellos saben lo que transportan, y harán el mayor de los sacrificios para proteger su secreto. Año 2010: Ángela Lewis se encarga de hacer el inventario de las pertenencias del fallecido Oliver Wendell-Carfax, asesinado en su mansión de la campiña inglesa. En el proceso, encuentra una serie de jarras de cerámica… y en una de ellas se halla un antiguo pergamino con datos sobre la vida de Jesús de Nazaret. Es el primer testimonio de este tipo que ve la luz desde el Antiguo Testamento. Ángela y su exmarido, el inspector de policía Chris Bronson, emprenden la búsqueda de una reliquia de incalculable valor, pero el asesino de Wendell- Carfax les pisa los talones.

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